Caminé al costado de los muros
Les acaricié los renglones
y los huecos inútiles
se los admiré en silencio
Iban mis ojos por lo escondido
y las intenciones
Hasta que la pared dobló
Me enfrentó
Y ya no pude, no
No pude avanzar más
Entonces
con los mismos ojos
ahora trizados
y las grietas en los dedos
encontré el nombre del laberinto
desde adentro