martes, 17 de noviembre de 2009

Ningún cuestionamiento es inútil.
Y sin embargo,
conozco el paredón blanco
de preguntas muertas.

Distinguirlas
- supongo -
es la hazaña sabrosa
que da sentido a cualquier existencia



Alguien en mí decide mirar su atrás, todos sus atraces, todos esos inconclusos que no llevan nombre por tan difusos que aparecen así, fantasmales, permanentes, impávidos.

Y miro una lágrima vieja, cualquiera, que no me explica ninguna otra razón que la herida abierta.

Punzante memoria esta, con tanta sed de martillar resentimientos.


Familia de palabras

Quiero nuevos vínculos
Quiero nueva telaraña incomprensible y pegajosa
Con mil huecos extraños
Donde dejar lágrimas, gritos, suspiros
Quiero una telaraña de voces
La siento
La busco
Hace falta atarse las manos con la poesía de otros
para sentir que la soledad tiene sentido
que somos espejos vivos
deambulando como podemos
con las palabras que se nos caen
y unas profundas e inconfesables ganas
de abrazarnos