Yo la miro.
No puedo dejar de escucharla y sin embargo,
la miro
Me quedo quieta.
Me vé.
Sabe que estoy.
Tengo poco segundos para esta rebeldía.
Ella llora más fuerte.
Alguien vendrá a rescatarla
Y me nombrará mala madre.
Toda ficción es lejana. Absurda. Mentirosa
hasta que vemos sus huellas frente a nuestra ventana
Son su dedos los que tocan hombro indiferente y desconfiado.
Cuando gira la cabeza
(a veces con las ideas, la historia a medio decir
y las utopías para arreglar este mundo con humo, vino y dedo en alto,
las utopías dormidas)
ya es tarde.
Se te congela la palabra
el aire duele
la piel... la piel que no quiere
es que
la puerta, esta, la tuya
está abierta.
Entonces, aquella ficción,
fábula siempre de otros,
ahora, te mira de frente
Y no te deja
no
no te deja mirar para otro lado