viernes, 1 de enero de 2010

Escribir para no perder la memoria
para recordar que se existe y es cierto
para espantar la angustia ladina que se me cuela
como un aire traicionero que petrifica ideas
para ponerle nombre y despertarla
a la propia, a la prestada
a toda angustia


escribir y sobrevivir
a tanto ruido de imágenes superpuestas,
a tanta soledad masiva de silencios muertos


escribir para volver a escuchar
la voz
en medio de la noche
a la mitad del alma

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