lunes, 25 de enero de 2010

Ella llora.

Yo la miro.

No puedo dejar de escucharla y sin embargo,
la miro

Me quedo quieta.

Me vé.

Sabe que estoy.

Tengo poco segundos para esta rebeldía.

Ella llora más fuerte.

Alguien vendrá a rescatarla

Y me nombrará mala madre.

2 comentarios:

Damián dijo...

¿cuál habrá sido el tiempo en el que nos olvidamos que el llanto enseña tanto como la alegría, que el ser humano puede (y debe) construirse, en cierta parte, desde el dolor?

aquel que llora enfrenta sus límites

aquel que observa es una presencia viva que envuelve sin sofocar, que libera desde el sacrificio, que educa en la libertad, en el compromiso

hubo tiempos en los que así se construía el mundo

Adriana Luna dijo...

Francisco pregunta si su papá tiene una flor encima

yo creo que la tiene adentro

y que hay días en que así nos construye un mundo